Si hay un periodismo imprescindible y necesario, es el que practica Lydia Cacho. Ella vive y trabaja en Cancún, conocido como “un paraíso mexicano de seguridad y destino turístico por excelencia”.
Dianova
Si hay un periodismo imprescindible y necesario, es el que practica Lydia Cacho. Ella, como muchas saben mejor que yo, vive y trabaja en Cancún, conocido como “un paraíso mexicano de seguridad y destino turístico por excelencia”. Cacho sigue allí, a pesar del asedio y las amenazas de muerte que le profieren las mafias del crimen organizado de la pedofilia, la pornografía infantil y la trata de personas, los demonios del Edén que se han visto exorcisados por el periodismo valiente y decente de Cacho.
Al final, estos señores cruzan y diversifican sus negocios con narcos, políticos y gente de todo tipo, y aunque dicen que el crimen no paga, la autora se ha fajado contra el mal absoluto y asumiendo la voz de l@s abusad@s sexuales, ha dejado al descubierto todas las atrocidades de las redes de pedofilia y trata de personas en su país natal, recogiendo los testimonios de muchas víctimas y señalando con nombres y apellidos a los criminales responsables de tanto crimen aún impune, con un valiente rigor en sus investigaciones periodísticas.
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Al final, estos señores cruzan y diversifican sus negocios con narcos, políticos y gente de todo tipo, y aunque dicen que el crimen no paga, la autora se ha fajado contra el mal absoluto y asumiendo la voz de l@s abusad@s sexuales, ha dejado al descubierto todas las atrocidades de las redes de pedofilia y trata de personas en su país natal, recogiendo los testimonios de muchas víctimas y señalando con nombres y apellidos a los criminales responsables de tanto crimen aún impune, con un valiente rigor en sus investigaciones periodísticas.