Antes del domingo MORENA ya existía. No pudo haber salido de la nada el sábado en la noche (¡ni con los camiones de acarreados que nos adjudican todo el tiempo!). Nosotros de poquito en poquito hemos ido “existiendo”. Conociéndonos mientras organizándonos. Algunos obligados a actuar por el bien de todos en la campaña, en la Convención Nacional Democrática o el Gobierno Legítimo. Otros desde el desafuero. Los viejitos puño en alto del ayer, codo a codo con los indignados de hoy, repartiendo desde enero de 2010 el Periódico Regeneración.
Ahora somos morenac, pero dicen que antes fuimos ochentaycinco, setentayuno y sesentayocho. Que igual defendimos el petróleo mexicano en 1938 como en el 2008. Que aprendimos de los errores y aciertos de la Revolución mexicana y sin duda, enarbolamos sus ideales de Justicia Social y Libertad. Pero en una realidad mediatizada. En la que si algo no está en la TV, no existe de ninguna manera, nosotros no existíamos.
El poder de la palabra, al que maravillosamente se refirió Laura Esquivel durante el acto en el Auditorio Nacional, engendró en muchos, una nueva idea que puede significar -además de cualquier otra cosa- objetos concretos como escritorios, artículos de oficina o alteros de papel impreso. Sometidos a la Ficción Nacional dictada por la clase dominante –mentira, tras mentira, palabras muertas- ahora sí hasta tenemos una AC ¡y toda la cosa!
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