lunes, 10 de diciembre de 2012

Astillero

  • Desenlace parcial
  • Triunfo de la resistencia
  • Condena a funcionarios
  • Extraños giros de EPN
Julio Hernández López
 
Foto
Uno de los detenidos durante los hechos violentos del primero de diciembre pasado, al momento de salir del Reclusorio Norte al serle dictada su libertad por falta de pruebasFoto Víctor Camacho
 
La resolución judicial que dejó libres a 56 de los detenidos por los sucesos del pasado primero de diciembre significa y conlleva cuando menos lo siguiente: que ese día el gobierno de Marcelo Ebrard ordenó y permitió un operativo policiaco extremadamente injusto y torpe; que son infundadas las pretensiones de cierto periodismo oficialista, y sus comentaristas adjuntos, de vincular delictivamente la protesta ciudadana con la comisión de delitos; que el gobierno de Miguel Ángel Mancera, como heredero y continuador del marcelismo, debe ofrecer institucionales disculpas públicas por ese abuso evidente, reparar el daño hecho a los indebidamente apresados, castigar a los mandos superiores responsables de las órdenes dadas a los policías obligados a cumplirlas (y no usar a estos como chivos expiatorios), y garantizar a los capitalinos que habrá respeto a los derechos políticos, en especial al ejercicio crítico y libertario de ellos.
El desenlace parcial (#Faltan14) del nudo jurídico y político que provocó la todavía inexplicada instrucción marcelista de realizar detenciones a granel tiene también un notable significado social y político: a pesar del aparente paso apabullante del priísmo peñista, y de la intentona de linchamiento mediático y de provocación física a partir del sábado negro, el conjunto de fuerzas progresistas pudo detener y vencer lo que se perfilaba para ser el inicio de un proceso fascistoide que no queda descartado, sino en la agenda pinolera de pendientes por aplicar en algún momento. Sin líderes a la vista, ni implicaciones partidistas o electorales, por sí misma, la comunidad capitalina pudo enfrentar el rudo amago del peñismo urgido de imponer orden y de sus aliados cupulares, Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera y Manuel Mondragón y Kalb.

El primer saldo de las batallas del 1DMX podría aportar lecciones a las partes en conflicto y ayudar a la disminución de riesgos a lo largo del tramo sexenal peñista de por sí tan complicado. El marcelismo-mancerismo debe revisar los instrumentos de medición con los que cree auxiliarse para la toma de decisiones políticas y, en este caso, policiacas: el sábado primero, el aspirante a candidato presidencial por el PRD cometió uno de sus mayores errores, al ordenar una represión extemporánea e ineficaz, pues los verdaderos causantes de los destrozos en la avenida Juárez ya se habían esfumado en su gran mayoría, y los agentes urgidos de cubrir la cuota de detenciones necesarias para satisfacer el interés del jefe cometieron tan graves, continuos e inocultables abusos que la resolución judicial de ayer constituye en términos cuantitativos (de 69 acusados, 56 liberados por falta de pruebas) y cualitativos una virtual sentencia que en otro país y en otra sociedad significaría la muerte política de tan tragicómico represor.

El peñismo podría tomar nota, por su parte, de que no le será tan fácil imponer sus planes, en particular aquellos que detonen la conciencia y la movilización de franjas sociales dispuestas a defender la riqueza nacional y las libertades cívicas. En un giro de aparente búsqueda de correcciones para sobrevivir, Los Pinos está alentando en sus aliados de organigrama, el PAN y el PRD-chuchista, la versión de que está decidido a enfrentarse a poderes fácticos como el SNTE y las televisoras. Con Chuayffet en la SEP se ha armado un equipo que tiene en la estratégica subsecretaría de educación básica a Alba Martínez Olivé, cuyas cartas académicas y administrativas se acompañan con una postura crítica respecto al gordillismo. Ella ocupa el lugar en que estuvo el yerno de Elba Esther a lo largo de la mayor parte del calderonismo electoralmente agradecido. Además, en la cúpula de la SEP fueron instalados personajes pertenecientes al grupo UNAM e incluso la esposa del gobernador de Coahuila. En Gobernación, mientras tanto, en la subsecretaría relacionada con medios de comunicación se nombró al abogado del grupo MVS, adversario de Televisa.
Esos extraños giros del peñismo pretenden mostrar que hay un ánimo reformista y que para impulsarlo deben apoyarlo los grupos de izquierda electoral. Jesús Zambrano ha revelado parte de los planes contra Gordillo y en el ámbito de los firmantes del Pacto por México se habla de que la acometida de EPN contra los poderes fácticos debe ser rápida, bajo riesgo de no poder realizarse si hay tardanza (hoy será presentado el plan oficial relacionado con lo educativo). Pero más allá de esas voluntariosas y discrecionales ofertas de presuntos cambios desde las élites, el peñismo parece tener una predisposición natural a imponer el orden que sólo está a la espera del mejor (más bien, el peor) momento para expresarse con furia ejemplarizante. Bien haría el equipo de Los Pinos en analizar con cuidado lo sucedido en el DF del día primero a la fecha para matizar su creencia de que la fuerza pública acabará avasallando cuanto se le ponga enfrente.

El 132 y el movimiento social de izquierda van afinando estructura y métodos sobre la marcha. El durísimo golpe del pasado 1º de diciembre, cuando se quiso asociar la protesta y la disidencia con el vandalismo, fue remontado sin repliegues, saliendo al frente y mostrando unidad. La exoneración de la gran mayoría de los detenidos es un triunfo básico, pues jurídicamente se desmonta así la engañifa que muchos medios quisieron instalar como verdad sexenal. Además, en el caso de los 14 restantes, si se retira la acusación por presuntos daños a la paz social y se reclasifican los señalamientos para dejarlos en delitos menores, que merecen libertad bajo fianza, se habrá desinflado provisionalmente el gran dinosaurio amenazante de apertura de sexenio.

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