- RR y la Sedesal(inas)
- Equipo de ataque
- Televisa en Nicaragua
Julio Hernández López
Mientras Enrique Peña Nieto
cumple con tareas ceremoniales, recorriendo el país para prometer
tiempos mejores, el salinismo organiza el siguiente asalto electoral (se
usa el término
asaltoen el sentido pugilístico: astillada explicación no pedida). Lo hace con una de sus piezas preferidas a la cabeza: la conversa Rosario Robles, y con su propuesta estelar: Solidaridad.
Con la retoma carlista del poder no habrá necesidad de más tarjetas
Monex o Soriana: el dinero público será diáfanamente trasladado a los
futuros votantes y a las estructuras que los controlen, al más preclaro
estilo del príismo retro. Los programas sociales convertidos en
instrumento de promoción del voto de tres colores y los funcionarios en
pastores plenipotenciarios con cartera oficial disponible. Si todo
funciona como el brillante jefe tras las sombras lo planea, nadie
acusará en los próximos comicios al PRI de comprar sufragios en la
víspera de las urnas: la clientela agradecida habrá de concurrir por sí
misma a las casillas (siempre bajo la debida supervisión de los
pastores, obviamente) plenamente agradecida por los favores recibidos,
tutelarmente acomedida, temerosa de perder las precariedades que le
hayan designado y deseosa de que continúe adelante el ínfimo goteo
asistencial programado no para cambiar las cosas sino para preservarlas.
La ahora secretaria Robles se acogió al salinismo luego de la crisis
en que la sumió el episodio de Carlos Ahumada. Estuvo implicada en el
manejo de los videos de escándalo bejaranista proporcionados al
complotista supremo para tratar de exterminar al tabasqueño que era y es
adversario común de la propia Rosario y de Salinas de Gortari. Y se fue
del PRD en medio de una nube de acusaciones por malos manejos
económicos en el sol azteca y por el uso de la franquicia partidista
para promover en cargos públicos a personeros del financista Ahumada que
así recuperaría con ganancia las inversiones electorales realizadas de
consenso con la misma presidenta perredista.
El enfoque predominantemente electoral de la Secretaría de Desarrollo
Social de Salinas (Sedesal) quedó ayer de manifiesto con el equipo que
le fue armado a Robles para iniciar labores. Para ser vigilante y
contrapeso del peñismo compacto ha quedado Ernesto Nemer como
subsecretario. Hombre de todas las confianzas del actual ocupante de Los
Pinos, políticamente hecho en el estado de México (cual debe ser),
Nemer tendrá como encargo el marcaje a la ex perredista que desde ahora
sueña con la revancha suprema de buscar que le sea puesta
constitucionalmente en 2018 la banda de tres colores que una noche le
colocó informal, juguetona y amistosamente el ya entonces ex presidente
Salinas.
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