- Petróleo: fábula de la lechera
- He aquí otro cuento de
modernidad
Carlos Fernández-Vega
El director general de Petróleos Mexicanos, Emilio Ricardo Lozoya
Austin, aseguró que el objetivo de la reforma a Pemex es abaratar
el costo que pagan los mexicanos por su consumo de gasolina y energéticos en general. En la imagen, durante su participación en la edición 43 del Foro Económico Mundial que concluyó oficialmente la víspera en Davos, SuizaFoto Notimex
Allá, por mayo de 1990, el gobierno salinista y los jilgueros que lo acompañaban alegremente gritaban a coro que la
única finalidadde reprivatizar el sistema bancario nacional era
facilitar un crédito más barato y expedito a todos los mexicanos, lo que resultaría de la
democratización del capitaly
la modernización del sistema financiero, en el cual, desde luego, no participaría el capital foráneo. ¿Qué sucedió? Apenas dos años después de finalizado dicho proceso, la
modernay
democráticabanca reprivatizada en manos de nacionales reventó (1994), producto, entre otras cosas de la voracidad de sus nuevos propietarios y el extremadamente elevado costo del crédito.
A inicios de 1995, el gobierno zedillista y los (mismos) jilgueros que lo acompañaban alegremente gritaban a coro que la
única finalidadde la participación de inversionistas extranjeros en la banca nacional era
la recapitalización temporalde las instituciones financieras –especialmente las más pequeñas–, para (¡sorpresa!)
facilitar un crédito más barato y expedito a todos los mexicanos, superar los
problemas de coyunturaque reportaba la banca y (aunque no lo crean)
contar con un sistema financiero más moderno.
¿Qué sucedió? El impúdico
rescatede los especuladores bursátiles metido a banqueros por medio del Fobaproa, la extranjerización prácticamente total del sistema financiero, la impunidad absoluta de los responsables y un crédito extremadamente costoso.
Y se puede seguir con muchas historias privatizadoras similares,
registradas en prácticamente todos los sectores de la economía mexicana,
que sólo confirman que uno de los principales peligros a la hora de
entregar los bienes de la nación a manos privadas lo constituye el
propio gobierno federal y su impúdica tecnocracia que ha saqueado al
país, pero el par de pasajes que se comenta líneas arriba viene a cuento
porque ahora el gobierno peñanietista y los (mismos) jilgueros que lo
acompañan alegremente anuncian (¡qué creen!) que en materia petrolera
la única finalidades (¡adivinaron!)
modernizar Pemex.
Todo lo que durante décadas construyó el Estado mexicano, con recursos del erario, fue rápidamente
modernizadopor unos cuantos gobiernos a favor del sector privado (no todo, desde luego, únicamente el alineado con el régimen), y a la vuelta del tiempo el resultado de la venta de garaje es más que deplorable, al tiempo que los Frankenstein marca Forbes creados por la tecnocracia se salieron del huacal, y a estas alturas no saben cómo meterlos en orden, si es que en realidad esa es su intención.
Por la vía de la
modernizacióntodos los bienes del Estado se privatizaron, sin beneficio alguno para la nación: banca, carreteras, ingenios azucareros, medios de comunicación, minas, ferrocarriles, líneas aéreas, siderúrgicas, telecomunicaciones, aeropuertos, más lo que se les ocurra, y en el festín, y no por gracia de los convo- cados, lo único que medianamente quedó en pie fue el petróleo, el mismo que hoy, luego de muchos intentos fallidos, pretenden terminar de
modernizar, con la participación activa de otra entidad
moderna, la
izquierdainstitucional.
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