México, D.F., 27 de mayo (apro).- Conforme se desarrolla el debate energético en el Senado, quedan al descubierto no sólo contradicciones, sino mentiras evidentes en torno de la política petrolera.
En los temas sobre los excedentes petroleros, del supuesto agotamiento de nuestras reservas, de las exploraciones en aguas profundas y de los alcances de la reforma energética, las mentiras son flagrantes.
Veamos cada una.
El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, argumentó en dos eventos diferentes la semana pasada que no se registraron excedentes petroleros en los tres primeros meses del año, a pesar que el precio del barril ha rebasado la barrera de los 110 dólares y que México exportó a un precio de 85.79 dólares, casi 40 dólares más de lo que se programó en la política de ingresos fiscales para este año, de 49 dólares el barril.
Carstens ofreció una explicación estrambótica. El robusto responsable de las finanzas públicas dijo que no hubo excedentes para repartir entre estados, municipios y en Pemex mismo, porque los ingresos se destinaron a pagar la importación de petrolíferos, en especial las gasolinas (40% de lo que México consume, se importa), entre otros gastos.
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