jueves, 24 de julio de 2008

“Los hombres infames”

Rosario Ibarra

Llegaron a mi mente de pronto las palabras que dan nombre a estas líneas. No sé qué recónditos recuerdos de viejas lecturas me las hicieron llegar.

Lo que sí conozco son las razones que hurgaron en mi memoria hasta encontrarlas, para darle luz a las ideas dolorosas que bullen en mi pensamiento, por todos los males que aquejan a este suelo que llamamos patria y por la miseria, el hambre y la triste forma en la que vive y muere el noble y generoso pueblo mexicano.

“¡Exageraciones !”, gritan por allí en alguna mesa rica los que viven del hurto de los bienes del pueblo y de las ganancias del trabajo mal remunerado…

“Esta gentuza no entiende, no saben nada…”, siguen vociferando los bien servidos… y mientras comen, se ponen de acuerdo para “buscar medidas que acaben con las necedades de esos latosos”…

Y de sus mentes brotan con exuberancia las ideas “mágicas” de lo que los ha de mantener en el poder y someter a los inconformes y vivir a sus anchas… Y entonces “descubren” que para todo ello hay que imponer la “razón de Estado”, y es necesario hacerse de una fuerte y numerosa policía y sacar al Ejército de sus cuarteles y llenar con el ruido de sus camiones las calles de las ciudades, los caminos de los pueblos y las carreteras del territorio nacional… que al cabo, pretextos no faltarán…

Y el pueblo, la “gentuza” a la que creen ignorante, entiende que pretenden acallar sus reclamos de justicia y de vida digna, convirtiéndolos en actos criminales, y sabe que las cárceles están llenas de pobres así como que su salud no les importa, y que “los hombres infames” cierran escuelas y roban terreno a los hospitales y venden a retazos grandes nuestro suelo a la minería extranjera y envenenan las aguas de los pobres con cianuro y basura tóxica y devastan las tierras...

Y mientras aquí se sufre, esa plaga siniestra, “los hombres infames”, con criterio totalitario, siguen pensando en que se apruebe su nuevo latrocinio. ¡La venta del petróleo!

Dirigente del comité ¡Eureka!

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