José Agustín Ortiz Pinchetti
■ La ruptura
Porfirio Muñoz Ledo ha presentado La ruptura que viene (Grijalbo, 2008), colección de artículos, ensayos y entrevistas trabajados por Porfirio durante ocho años. Él la subtitula como La crónica de una transición fallida. Así la lectura deja un sabor amargo: constatar lo que pudo ser y no fue. El libro contiene una vibración amenazante al pronosticar implícitamente una ruptura. Rompimos, dice Porfirio, con un sistema, pero no acertamos a crear otro. Yo voy más allá. El viejo régimen se ha prolongado y se han hecho más atroces sus defectos.
La proximidad de una ruptura la intuye gran parte de la población. Es como si nos aproximáramos a un hecho ominoso sin saber bien qué factores lo determinan y las consecuencias que producirá.
Sus causas son evidentes: la clase política y las instituciones que administra están en una descomposición acelerada. La corrupción y la impunidad crecen en todas partes. La eficacia de los órganos del Estado disminuye. Ante esta circunstancia emerge una sociedad cada vez más contestataria y exigente. Aunque no se ha estudiado el fenómeno en profundidad, los analistas aceptan que ha habido un crecimiento de la conciencia pública y de la participación. El éxito de la consulta sobre el petróleo y la fuerza del obradorismo no partidista en todo el país y otros muchos fenómenos lo confirman. La energía vigorosa de una sociedad nueva e inconforme y la incapacidad de reformarse del aparato y de sus manipuladores crean un arco de tensión.
No existe una sola medida tomada por el actual gobierno ni un indicio de acuerdo entre todas las fuerzas políticas que tienda a disminuir estas presiones. Por el contrario, varias crisis convergen: aumentan los crímenes y se desmorona el aparato de seguridad. Al déficit agrícola no se le da ninguna respuesta. Estamos entrando en una recesión. Aumenta la inflación y disminuye el crecimiento. Todos los índices de la vida social y económica van a la baja. La reforma petrolera promovida de modo irresponsable pone en vilo al país.
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