domingo, 3 de agosto de 2008

Jorge Gómez Naredo -Opinión-

JORGE GÓMEZ NAREDO

El empresariado: los nuevos luchadores sociales

Ahora resulta que uno de los sectores políticamente más retrógrados de Jalisco se ha convertido en el adalid de las causas justas y progresistas de la sociedad, en el defensor de la ciudadanía. Sí, los empresarios, que siempre buscan mayores beneficios económicos y luchan denodadamente por su “derecho” a mantener en la miseria a sus trabajadores, han puesto un hasta aquí al gobernador. José María Andrés Villalobos, presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara (Canaco), ha dicho: “No somos políticos ni tenemos pretensiones, por lo que hacemos un llamado a la sociedad para hacer un alto. No podemos caer en una dictadura del Poder Legislativo, es todavía mucho más grave, porque son actualmente 40 dictadores que lanzan la piedra y esconden la mano y no tenemos a quién hacer responsable”. Vaya, la sociedad entera debería estar agradecida. Por fin, los empresarios se han convertido en nuestros salvadores: los esperados Mesías de traje y corbata han llegado a estas tierras.

¿Qué dijo la Canaco en 2004, cuando la policía, bajo órdenes de Francisco Ramírez Acuña, golpeó, humilló y encarceló a cientos de jóvenes que solamente se manifestaron por un mundo más justo?, ¿cuál fue la reacción de la Canaco cuando, en Jalisco y en todo México, se organizó un fraude electoral (es decir, cuando se violentaron los avances democráticos en el país) para impedir que Andrés Manuel López Obrador llegara a la Presidencia de la República?, ¿dónde ha estado la Canaco en las luchas ciudadanas contra la construcción de la presa de Arcediano, un proyecto que llenará las tuberías de las casas tapatías con agua putrefacta y peligrosa para la salud?, ¿acompañó la Canaco a los ciudadanos que salieron a las calles para impedir que el gobernador continuara regalando dinero público a la Iglesia católica?, ¿acaso la Canaco se ha unido a los vecinos del parque Morelos que luchan por el derecho de vivir donde han vivido siempre, de habitar las casas que siempre han habitado?, ¿los miembros de la Canaco han asistido y apoyado a los pobladores de Temacapulín, pueblo que, además de ser pobre, ha cometido el peligroso delito de fundarse cerca de donde se construirá la presa de El Zapotillo?, ¿dónde está la Canaco en la lucha que millones de mexicanos están dando para impedir la privatización de Pemex? Pero ya, ahora, pronto, están trabajando por defender los derechos de la sociedad, la cual, entera, debería estar agradecida. Por fin, los empresarios se han convertido en nuestros salvadores: los esperados Mesías de traje y corbata han llegado a estas tierras.

Javier Gutiérrez Treviño estuvo anteayer en la conferencia de prensa donde los empresarios jaliscienses amenazaron con dejar de invertir en la entidad si no se daba marcha atrás a la reforma electoral. Quizá Gutiérrez Treviño sea el icono de esos empresarios comprometidos con la sociedad, sensibles a las causas más nobles del pueblo. Por ejemplo, cuando el niño Miguel Angel López Rocha murió intoxicado por fuertes cantidad de arsénico que ingirió de las aguas del río Santiago, negó que éstas estuvieran contaminadas y dijo que él se tomaría un “buche” del pestilente río para demostrarlo. También se ha preocupado siempre por el pensar de la sociedad y ha dado consejos, muchos consejos. A los del parque Morelos les dijo: no insistan en sus demandas, porque les va a pasar como “aquellos ‘amigos’ de los machetes con el aeropuerto, que quisieron presionar tanto al gobierno que al último se quedaron sin miel y sin jícara”. Sí, ahí está, nítida, clara y diáfana la estrecha relación de este grupo con el pueblo. La sociedad entera debería estar agradecida. Por fin, los empresarios se han convertido en nuestros salvadores: los esperados Mesías de traje y corbata han llegado a estas tierras.

La reforma electoral aprobada en el Congreso local, sin duda, es un exceso respecto al incremento del financiamiento a los partidos políticos. De eso no cabe la menor duda. Pero también no incentiva la participación ciudadana a pesar de crear el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana. Aquí los empresarios no dicen nada, callan, hacen silencio. Pero estas nimiedades no les impiden convertirse ahora en los nuevos adalides de la ciudadanía. En palabras de Pablo Lemus, de la Coparmex: “Hay dos caminos, el de un régimen de partidos o [uno] de ciudadanos”. Es decir, los ciudadanos son ellos y la ciudadanía dirá lo que ellos digan. Esa es su concepción, su manera de ver el mundo. Ellos, que no miran al pueblo y cuando lo miran, lo hacen con desprecio; ellos, que siempre buscan no incrementar los salarios de sus trabajadores; ellos, que piensan que por tener el capital todos les deben rendir pleitesía; ellos, que amenazan con irse con su dinero (y dejar sin trabajo a muchos jaliscienses) porque han iniciado una lucha contra el gobernador y el Poder Legislativo; ellos, que se creen dueños de México, ahora se han transformado en los caudillos de la democracia. Por eso, no cabe duda, la sociedad entera debería estar agradecida. Por fin, los empresarios se han convertido en nuestros salvadores: los esperados Mesías de traje y corbata han llegado a estas tierras.

jorge_naredo@yahoo.com