por Laura Itzel Castillo, secretaria de Asentamientos Humanos y Vivienda
del gobierno legítimo de México
(publicado en El Gráfico el 13 de agosto de 2008)
del gobierno legítimo de México
(publicado en El Gráfico el 13 de agosto de 2008)
La Fundación Heberto Castillo Martínez, en coordinación con el Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya y la organización Sin Maíz no Hay País, organizaron el ciclo de mesas redondas “México en la crisis alimentaria global”, donde destacados intelectuales, especialistas y representantes sociales debaten acerca del futuro del campo en nuestro país.
Es claro, a 25 años de aplicación de las recetas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial los resultados son alarmantes. La crisis alimentaria previsible y largamente anunciada por la que atravesamos actualmente, es consecuencia de la política aplicada desde la derecha, que ha dejado en el absoluto abandono al campo.
Para lograrlo, han venido desmantelando paso a paso las estructuras y apoyos que daban sustento al sistema agroalimentario mexicano, paralelamente a la apertura de nuestra frontera para la importación de alimentos altamente subsidiados en sus países de origen.
La creciente dependencia al exterior se traduce en que, siendo México la cuna del maíz, importamos actualmente 10.7 millones de toneladas de este producto, lo cual representa ¡una tercera parte de lo que consumimos!
En el año de 1993, antes del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, solamente importábamos 250 mil toneladas. Y si vamos más para atrás (aunque ahora parezca increíble) en los años 60 éramos un país exportador de granos.
Pero si en las Olimpiadas de Beijing es casi imposible ganar algo para México, en materia de importación alimentaria en cambio tenemos el primer lugar en el mundo, por ejemplo en la importación de leche en polvo.
Desde hace años, diversos informes de la Organización de las Naciones Unidas han venido señalando que no existía escasez de alimentos en el planeta, sino que éstos estaban mal distribuidos.
En 37 países se han registrado disturbios por la carestía de los alimentos. En el caso de Egipto y de Haití se produjeron protestas por la falta de harina de trigo para la elaboración del pan.
El problema es de escala mundial, pero en México se necesita que haya un plan que fortalezca realmente al campo y no las medidas propuestas por Felipe Calderón, que profundizan aún más la problemática.
Se requiere dar certeza a la producción rural y que se asuma la soberanía alimentaria como el centro de las políticas dirigidas al agro mexicano. El problema alimentario es un asunto de seguridad nacional. Sin comida no hay vida.
El ciclo de mesas redondas se efectuará durante el mes de agosto, cada jueves a las 18.00 horas en el Centro Cultural Veracruzano, ubicado en Miguel Ángel de Quevedo número 687, en Coyoacán. La entrada es libre.
Es claro, a 25 años de aplicación de las recetas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial los resultados son alarmantes. La crisis alimentaria previsible y largamente anunciada por la que atravesamos actualmente, es consecuencia de la política aplicada desde la derecha, que ha dejado en el absoluto abandono al campo.
Para lograrlo, han venido desmantelando paso a paso las estructuras y apoyos que daban sustento al sistema agroalimentario mexicano, paralelamente a la apertura de nuestra frontera para la importación de alimentos altamente subsidiados en sus países de origen.
La creciente dependencia al exterior se traduce en que, siendo México la cuna del maíz, importamos actualmente 10.7 millones de toneladas de este producto, lo cual representa ¡una tercera parte de lo que consumimos!
En el año de 1993, antes del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, solamente importábamos 250 mil toneladas. Y si vamos más para atrás (aunque ahora parezca increíble) en los años 60 éramos un país exportador de granos.
Pero si en las Olimpiadas de Beijing es casi imposible ganar algo para México, en materia de importación alimentaria en cambio tenemos el primer lugar en el mundo, por ejemplo en la importación de leche en polvo.
Desde hace años, diversos informes de la Organización de las Naciones Unidas han venido señalando que no existía escasez de alimentos en el planeta, sino que éstos estaban mal distribuidos.
En 37 países se han registrado disturbios por la carestía de los alimentos. En el caso de Egipto y de Haití se produjeron protestas por la falta de harina de trigo para la elaboración del pan.
El problema es de escala mundial, pero en México se necesita que haya un plan que fortalezca realmente al campo y no las medidas propuestas por Felipe Calderón, que profundizan aún más la problemática.
Se requiere dar certeza a la producción rural y que se asuma la soberanía alimentaria como el centro de las políticas dirigidas al agro mexicano. El problema alimentario es un asunto de seguridad nacional. Sin comida no hay vida.
El ciclo de mesas redondas se efectuará durante el mes de agosto, cada jueves a las 18.00 horas en el Centro Cultural Veracruzano, ubicado en Miguel Ángel de Quevedo número 687, en Coyoacán. La entrada es libre.