Jorge Lara Rivera
"Os prevengo que no debéis luchar contra mi Patria porque mi Patria es invencible", formuló nuestro hombre en París la sombría advertencia ante Napoleón III, sólo unos días antes del choque entre el poderoso Ejército francés y los mexicanos -que la confirmarían en los baluartes poblanos-, tras recoger sus cartas credenciales para retirarse del país galo. Era 1862.
Otro tiempo y otro modo, pero lo mismo dijo entre nosotros hasta el Tony Garza, también embajador, pero éste del país vecino del Norte cuando se supo del atentado terrorista: "Es claro que los criminales han subestimado la increíble fortaleza y valentía del pueblo mexicano".
Y es que desde la sangrienta noche del 15 arde, sobre vetustos altares de los dioses del México Antiguo, una llama votiva de venganza y a los sordos oídos de los venerables ídolos llega el clamor de la nación de naciones que somos. No habrá santuario para el verdugo ni para el que dio la orden asesina. Y en paráfrasis de lo que dicta, profética, la canción de Timbiriche: "Si no es ahora, será mañana, los buscaremos en un camino"
Es una aspiración justa, a la medida de la indignación del pueblo y de su Ejército por el artero ataque.
Así que la noticia, reportada por los medios el viernes 26 por la noche, ha resultado ampliamente reconfortante. ¿Gobierno 'habemus'?
Luego se puede, ...cuando se quiere. Sólo hay que usar la inteligencia con la información y los recursos -que todos pagamos- del Estado y tomar en cuenta los mil ojos y oídos del pueblo. Como en lenguaje florido expresa mi querida amiga "¿No que no tronabas pistolita?"
Con tal que no resulte otro esqueleto 'sembrado' por La Paca, como el de los días del aquél procurador panista Antonio Lozano Gracia y su subprocurador (pura) Chapa Bezanilla.
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