domingo, 28 de septiembre de 2008

Tan fácil así, pudo ser la apuesta

María Teresa Jardí

Dicen que fueron "Zetas". Pero callan que los "Zetas" en la Escuela de los Asesinos (llamada también Escuela de las Américas) y por el Ejército Mexicano son entrenados, antes de ser "Zetas" como kaibiles. Bien entrenados, para lo que están destinados a convertirse, antes de ser prófugos de la milicia.
Y, por lo tanto, si son "Zetas", son policías los que aventaron las granadas sobre una multitud indefensa que celebraba una fiesta cívica.
De día AFIS o de la PFP o de la SPF o ministeriales o estatales o municipales. Policías, militares, ex policías, ex militares, kaibiles y ex kaibiles, ministerios públicos y "madrinas", que por la noche se convierten en "Zetas" y a ratos también por el día.
Y, si no, que lo pregunten a Alejandro Martí, cuyo hijo fue, al parecer, secuestrado, antes de ser asesinado, por Lorena González. Aunque no sería extraño que mereced a los buenos oficios de su jefe Genaro García Luna, nombrado, mantenido y defendido por el panista usurpador que en México tenemos, merced al aval de todos los partidos políticos y a pesar incluso de las graves denuncias que por la red circulan, digamos, a través, del número 100 de índigo media, sobre lo que ocultó García Luna al Congreso, sobre el asesinato de Millán, por ejemplo, salga libre de toda culpa la, al parecer, repito, asesina de Fernando Martí.
Los diáfanos culpables de la inseguridad saltan a la vista. Los materiales son policías o ex policías, militares o ex militares, kaibiles o ex kaibiles, acompañados, es de suponer, por sus respectivos "madrinas".
Lo mismo da como se les conozca o llame: "Zetas", AFIS, judiciales federales, ministeriales, estatales o municipales, son lo mismo, ahí es donde hay que buscar en cada delito a los ejecutores materiales. Y ¡ojo! a todos estos asesinos, de los que salta a la vista por lógica elemental, por obvio y por evidente, que sus jefes son los autores intelectuales, el usurpador y sus compinches amenazan, con el aval de los partidos políticos, con reunirlos en una única policía nacional.
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