miércoles, 8 de octubre de 2008

México SA Carlos Fernández-Vega




■ Puras promesas incumplidas

■ Presidente emocionadísimo

El michoacano de las mil promesas incumplidas ha intentado sortear con propaganda y discursos fatuos los compromisos que en campaña daba por realizados si llegaba a Los Pinos. Del empleo “para todos” a la “seguridad” pública de los mexicanos; de “erradicar” el crimen organizado a “desmantelar” monopolios y oligopolios que impiden el avance del país; de los precios “accesibles” a las tarifas “bajas” para los que menos tienen; del “navío de gran calado” a la economía “envidiada por todos”; en síntesis, del futuro promisorio a la dicha plena, “para vivir mejor”.

A estas alturas, sin embargo, una de las promesas incumplidas que más deterioran su de por sí ajada imagen y ofende en grado sumo a los mexicanos de todos los colores y sabores, porque a todos daña, es aquella que, ya como inquilino de Los Pinos, pomposamente asumió hace poco más de un año, el 28 de septiembre de 2007: “nunca más habrá una crisis económica”.

En pleno zarandeo económico-financiero, cuando tirios y troyanos exigen acción inmediata al patidifuso inquilino de Los Pinos y en medio del hecho insólito de que la Cámara de Diputados ponga al Ejecutivo un plazo perentorio para que en un máximo de 48 horas modifique su paquete económico para 2009, porque si no el propio Legislativo actuará en consecuencia, aquella promesa de septiembre de 2007 le pone la cereza al cada día más grande pastel del fracaso calderonista.

Sólo alguien más fatuo que Calderón –aunque éste va que vuela para llevarse la medalla de oro– se animó a prometer en público que México “nunca más” registraría una crisis, y ese no fue otro –imposible que no lo fuera– que el de las ideas cortas y la lengua larga, el mismísimo Vicente Fox.
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