Hay países que tienen mafias, mi estimado, y mafias que tienen países. Finaliza la sangrienta semana y sin duda México sigue en caída libre en este año donde los problemas y la crisis tuvieron como distintivo emblema tomar desprevenidos y por sorpresa al (des)gobierno de Calderón, que tuvo pésimos manejos, y peor aún, nulos controles de daños que ya son irreversibles para este régimen azul que enfrenta muy serios retos y desafíos el próximo 2009.
El año que se va, my friend, deja a millones de mexicanos con un mal sabor de boca y escasas posibilidades para vivir mejor gracias al cúmulo de aprietos financieros, en donde la joya de la corona el próximo año será, no se me confunda, el simpático precio del barril de petróleo que (reducirá el ingreso de exportación) no cuadrará en el círculo de las finanzas de Agustín Carstens, quien se lleva una divertida ovación (atiborrada de zapatazos) por su diagnóstico preciso y puntual del “catarrito” mexicano que ya es una pulmonía letal que terminará empalmada con un déficit en la balanza externa digna de pronóstico reservado.
Eso sin hablar de los poderosos consorcios… encabezados por los grandes apellidos que con la pena, en el 2009 se irán al nabo sin escalas ante sus vencimientos de deuda con todo y el simpático rescate del (des)gobierno de Calderón que no entiende, que no entiende la urgencia de reducir su gasto corriente antes de que… se lo lleve aún más la corriente.
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