José Agustín Ortiz Pinchetti
■ ¿Obstáculo insalvable?
Nota periodística: La estructura del movimiento de AMLO está integrada por 2 millones 200 mil ciudadanos y podría crecer hacia mediados de 2009 a 2 millones 500 mil. Se han organizado unas 400 brigadas grandes, centenares de círculos de estudio y resistencia, así como 960 comités municipales. Estos son los frutos cuantitativos de la gira que el tabasqueño ha realizado por 80 por ciento de los municipios del país. Era lógico: AMLO ha trabajado para cosechar simpatías y sembrar grupos. Los resultados cualitativos son mayores. Está surgiendo una organización fuera de la partidocracia, con capacidad de movilización, iniciativa y coordinación. La aprobación de AMLO sube. Llega a más de una cuarta parte de la población electoral. Es asombrosa la “falta” de olfato probablemente intencional de los comunicadores que no investigan ni miden el impacto que puede llegar a tener este fenómeno. Esta indolencia no la comparte el Cisen, que observa con creciente interés y preocupación el proceso.
El cerco mediático es hoy un gran obstáculo para el movimiento. Los medios electrónicos y los periódicos, con raras excepciones, han tratado de banalizar, minimizar y ocultar estos hechos y descalificar y calumniar a AMLO. A cambio reciben jugosas ventajas y privilegios.
Un amigo culto, izquierdista de buena fe y que no se traga las ruedas de molino, me decía antier que está de acuerdo con nuestros objetivos estratégicos. Rechaza a Andrés Manuel por mesiánico, ávido de poder, lleno de rabia y amargura, enloquecido por la derrota, etcétera. Imagen siniestra compartida por millones que ven a la política como espectáculo y se nutren con la información convencional. Los que trabajamos con AMLO (ninguno ha desertado) somos gente crítica y damos testimonio unánime de la cordura, sobriedad, resistencia a la adversidad, sereno cálculo estratégico, astucia y buen humor del líder.
A pesar de que la información política oficialista ha tenido éxito en distorsionar y reiterar las mismas calumnias hasta volverlas verdades dogmáticas, no puede negarse que Andrés Manuel y su voto duro, que llega a 25 por ciento de los electores, han resistido la campaña de aniquilamiento. Hasta cierto punto, haber ocultado el perfil verdadero del movimiento lo favorece, porque cuando emerja en los próximos meses, el rebote de sorpresa dañará la de por sí dudosa credibilidad del aparato mediático: el peor obstáculo que enfrentan no sólo los obradoristas, sino la democracia mexicana.
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