Desfiladero
Jaime Avilés
Sarkozy pide sangre
AMLO: 150 mil kilómetros después
Vaya semana: mientras 5 mil soldados entraban a Ciudad Juárez y cometían las primeras desapariciones de civiles, cuyos familiares todavía no atinan a denunciarlas porque no saben si callando lograrán que se los devuelvan más rápido, llegaron a México, por una parte, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Michael Mullen, la bellísima ex amante de Mick Jagger, Carla Bruni, casada ahora con el enano maligno que funge como presidente de Francia, y, por vía electrónica, persistentes declaraciones del director de Inteligencia del gobierno de Obama, Denis Blair, y del vicepresidente estadunidense, Joseph Biden.
Desde el pasado viernes –ayer se cumplieron ocho días–, cuando Michael Mullen se reunió en privado con los secretarios de Defensa y Marina, para exponerles la necesidad de realizar acciones conjuntas con los marines dentro de territorio mexicano –lo que en español responde al nombre de invasión militar–, en círculos políticos que manejan información privilegiada se rumoraba que de seguir la ola de asesinatos, secuestros y combates entre narcos, policías y soldados a cualquier hora del día, algunas ciudades, empezando por las fronterizas más candentes, serían declaradas en estado de emergencia, esto es, privadas de garantías individuales, con toque de queda, sin libertad de reunión, etcétera.
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