martes, 21 de abril de 2009

Carlos Pascual y la nueva era bilateral

A Puerta Cerrada
Marcela Gómez Zalce

• Cuba entra en agenda…
• Cananea en alta tensión

La adulación, mi estimado, es más peligrosa que el odio. Espléndidas, como dijera el clásico, las palmaditas de Barack Obama a Felipe Calderón en su reciente visita, donde las sonrisas, la diplomacia y la simulación fueron extraordinarios ingredientes para distender la simpática foto bilateral. Nada como sentirse héroe reconocido por una mal llamada guerra contra la organizada delincuencia que fue blanco de innumerables señalamientos emitidos por altos funcionarios de la administración estadunidense, que tensaron las relaciones diplomáticas coronadas por el nuevo selecto narcomillonario incluido en la divertida lista de Forbes que, según el Arzobispo de Durango, Héctor González Martínez, todos saben dónde vive… menos la autoridad.

Chingón.

Y mientras la SSPF desliza (para desmarcarse) que hubo filtraciones por parte de la PGR en la reciente emboscada en el traslado de Gerónimo Gámez García junto con otros reos de alta peligrosidad por parte de un comando armado para ser liberados, demuestra que la otra guerra, la doméstica, entre dos titulares federales, es otro de los focos rojos del calderón en ebullición que hace lunas está tintineando.

Aunque nada más devastador para los múltiples egos del Gymboree presidencial que regresar del éxtasis bilateral de la simpatía y guiños que dejó Obama en su brevísimo paso por México para encontrarse ante la… cruda realidad de que efectivamente su (des)gobierno se percibe como un Estado fallido rumbo al colapso rápido, con el beneplácito para el experto en estos volátiles asuntos Carlos Pascual.
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