- El decreto de austeridad quedó sólo en el papel
Disfrazado de "ahorro" en servicios personales (léase nómina burocrática), el gobierno calderonista empuña la tijera y anuncia un "recorte" de 3.5 por ciento en todas sus dependencias para abatir dichas erogaciones, algo así como 35 mil millones de pesos, lo que en castellano simple significa que mantener sueldos y salarios de los autodenominados "servidores públicos" federales cuesta a los mexicanos alrededor de un billón de pesos tan sólo en 2009.
Para dar una idea de lo que para el país y sus habitantes significa mantener esa ineficiente cuan costosísima masa burocrática, el citado billón de pesos equivale (al tipo de cambio actual) a 75 mil millones de dólares, o lo que es lo mismo, el monto de las reservas internacionales del Banco de México; el blindaje financiero "adicional" que amablemente –aunque no de gratis– proporcionaron la Reserva Federal (líneas "swap" por 30 mil millones de billetes verdes) y el Fondo Monetario Internacional (línea de crédito por 47 mil millones) al gobierno calderonista; casi dos tantos la deuda externa neta del gobierno federal al cierre del primer trimestre de 2009 o, si se prefiere, más de seis refinerías como la que se construiría en Tula, Hidalgo, aunque termine haciéndose en Salamanca, Guanajuato.
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