Bernardo Bátiz V.
Para quienes conocemos y apreciamos el valor del Centro Histórico de la ciudad de México es sumamente satisfactorio apreciar el esfuerzo por devolverle su esplendor, en la medida de lo posible, que está llevando a cabo el gobierno de la ciudad, esfuerzo desde hace ya varios años y que no se ha detenido y avanza ahora hacia el oriente, por las calles que recientemente han sido tocadas por el programa restaurador.
Un pequeño y hermoso sitio denominado Plaza Manzanares, con todo y su capilla del siglo XVIII, quedó reluciente, limpio y despejado de vendedores ambulantes; un sitio digno de ser visitado por los vecinos de la ciudad de México y por los turistas que nos frecuenten; como dice el dicho, "a toda capillita le llega su fiestecita". Esta que ha aparecido en películas de la ciudad como una zona sórdida y peligrosa, pero ya no será escenario de esas truculencias, quedó lista para pasear por ella, sólo le falta como a la peatonal de Regina, algunos cafés para que la vida social se renueve en la zona.
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