Juvenal González González
30/05/09
Palomas mensajeras deténgase en el cielo,
si van al paraíso sobre él volando están.
Alfredo Bolaños
Verdaderamente enloquecidos andan Calderón y sus pendencieros muchachitos, todo por un pinchurriento puñado de votos. Como si en ello les fuera la vida.
Como ya se ha hecho costumbre, han emprendido una endemoniada campaña mediática basada en mentiras, calumnias y promesas absurdas. Y como en las campañas anteriores, nunca se sabrá cuanto le cuesta al erario, o sea a los mexicanos, el chistecito.
Porque nadie se traga el cuento, repetido hasta la náusea por el saltimbanqui Demetrio Sodi, de que “no les cuesta nada”. Tan burda y repugnante resultó la súbita aparición del susodicho en pleno encuentro futbolero Pumas vs Puebla, que el mismísimo Jacobo Zabludovsky declaró que había pensado no votar, pero que después del sainete protagonizado Sodi, se había convencido de ir a las urnas a sufragar por cualquiera, con tal de que el nuevo payasito de la tele no llegara a gobernar la Delegación Miguel Hidalgo, donde vive.
Inventaron el cuento de la influenza y no les importó hundir más al país, con tal de levantar el rating de Calderón. Según los medios y sus encuestas, pese a que el país enfrenta la peor crisis de su historia, el michoacano goza de las simpatías de más de la mitad de los mexicanos, aunque estén desempleados.
La “guerra contra el narco”, perdida antes de comenzar, sigue siendo justificada a base de golpes mediáticos. A falta de resultados, chismes de ocho columnas. Ni el consumo, ni el tráfico, ni el “lavado”, ni los asesinatos han disminuido, pero presumen su “guerra” como la gran hazaña de Calderón.
Los narcos presos no se les escapan, cenan y se van tranquilamente, como se fue el Chapo, hoy flamante archimillonario de fama mundial, y los 53 distinguidos huéspedes de la cárcel de Zacatecas. Esos son hechos, no propaganda.
Y esos hechos son disfrazados con “acciones espectaculares” convenientemente presentadas, de acuerdo a sus intereses. Lo vimos antes de la llegada de Hilary Clinton y antes de la llegada de Obama, ocultando al mismo tiempo, los primeros brotes de la famosa influenza.
Y ahora que están tan urgidos de votos y la crisis económica ahoga lo mismo a empresarios que trabajadores, se empeñan en desviar la atención del respetable usando cualquier cantidad de truculencias, a sabiendas de que cuentan con el apoyo, nada incondicional por cierto, de buena parte de medios y “comunicadores”.
Su más reciente numerito lo llevaron a cabo en tierras michoacanas. Sin que hasta hoy se sepa de que los acusan y con qué pruebas cuentan, levantaron a 27 presidentes municipales y funcionarios del gobierno de esa entidad.
Eso no será problema, porque como solía decir el buen Javier Guerrero, hoy cuasi saliente diputado por Coahuila, en éste país una auditoría no la pasa ni un comisariado ejidal. Refiriéndose a que si alguien se propone encontrarle algo a cualquier servidor público, lo encuentra. Yo añadiría que si a cualquier persona se le busca algo negativo, se le encuentra, nadie es perfecto eso no tiene remedio.
Pero hay de faltas a faltas y de búsquedas a búsquedas. Las hay de buena fe y de mala leche, por joder pues, como en el caso de Michoacán. Se ha denunciado el trato diferenciado entre los casos de Morelos (donde el gobernador es panista) y el michoacano, que pone en evidencia el interés mediático electoral prevaleciente.
Lo más lamentable de la miopía y el pragmatismo del panismo realmente existente, donde también están anclados los demás partidos, impiden un gran acuerdo nacional para sacar al país del pantano.
Eso explica el súbito congelamiento de la reforma del estado, para la cual se promulgó una ley que contenía términos y plazos específicos, y deja en claro la ruptura entre las elites políticas y el aislamiento del poder ejecutivo, incapaz de concertar y convocar a un pacto de unidad nacional.
Los próximos tres años tendrán al país en el filo de la navaja, existe un diagnóstico que ubica a México en el umbral del estado fallido (y también quienes afirman que ya lo es) y el calderonismo sigue montado en su macho, como lo hizo Fox en su momento, con la gran diferencia de que el señor de los ranchos tuvo ingresos multimillonarios derivados de los altos precios petroleros, las remesas y el narcotráfico.
Todos esos recursos se dilapidaron impunemente y hoy que la situación cambió radicalmente, no hay con qué hacerle frente a la crisis. Los espots, las campañas sucias y los golpes mediáticos pueden ganar votos, pero como dijo el diputado Estefan Chidiac, por ganar una elección están arriesgando a perder el país.
Cheiser: Se espera que los inefables próceres de la libertad (Vargas Llosa senior y junior, Castañeda, Krause y demás cachorros) monten en México un show similar al de Venezuela, para reclamarle a Calderón los incesantes e impunes asesinatos de periodistas y opositores, que ni siquiera bajo las “dictaduras” de Chávez, Evo, Ortega, Correa y demás “tiranuelos tropicales”, se cometen.