Rolando Cordera Campos
Desde su observatorio, el secretario asiste al espectáculo casi cósmico en que se ha convertido la economía mundial y la nuestra: todo son caídas libres, planetas en extinción, galaxias en implosión y un orden que sin haber llegado al apogeo se disuelve en el aire contaminado de la crisis mayúscula que en su globalidad no deja a nadie inmune. Escenarios de la astronomía o la cosmología que mejor describen, para darnos alguna perspectiva, Manuel Peimbert y sus colegas en La evolución en la astronomía (el Colegio Nacional, México, 2006).
Pero la economía no se mueve, asciende y cae, en respuesta a mandatos inapelables de alguna ley natural. Es obra buena y mala de los hombres, sus creencias y sus ordenamientos, sus animal spirits, que diría Keynes, y con los anuncios de los días pasados se abre paso la necesidad imperiosa de revisar diagnósticos, precisar perspectivas, preguntarse si no es la ruta elegida hace ya casi 25 años la que nos trajo hasta el espectáculo desolador que nuestro citoyen du monde, José Angel Gurría, acaba de describir en Madrid:
Leer Nota AQUI
Esto no es un ciclo. Es un desastre. Esto no es una evolución, esto es una demolición(Armando Tejeda, La Jornada, 23/05/09)