José Agustín Ortiz Pinchetti
Las escandalosas revelaciones de Ahumada, Madrazo y en particular el juicio devastador de Miguel de la Madrid respecto de Carlos Salinas, que incluyen la descripción de una densa red de complicidades, han demostrado que no es una exageración opositora decir que somos gobernados por una mafia. Esto adquiere un carácter trágico cuando el hundimiento político y económico de México parece indetenible.
¿Podemos sacar ciertas conclusiones? 1) Además de una estructura oligárquica que controla económicamente a la sociedad, todo indica que existe un núcleo duro de políticos, empresarios, líderes sindicales y delincuentes, encabezados por Salinas, que tiene un poder extenso en las megaempresas, los medios de comunicación, los jerarcas del Congreso y los cárteles del narcotráfico.
2) Se trata de una verdadera mafia con jerarquías que, además de tener a Salinas como jefe, cuenta con operadores que penetran por todas partes. Es capaz de imponer sus decisiones a funcionarios, dueños de medios y comunicadores y puede actuar en forma sincronizada.
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