lunes, 18 de mayo de 2009

Prelegitimidad o cuasilegitimidad

Manuel Camacho Solís

¿Qué tienen en común los hechos que inicialmente denunció el ex presidente Miguel de la Madrid, el intento de exclusión de AMLO (desafuero y 2006) y el desaliento con la democracia que demuestran las encuestas (México en el penúltimo lugar) y el previsible crecimiento de la abstención y la anulación de votos para las próximas elecciones? Tienen en común que debilitan la legitimidad. Tocan el corazón del régimen.
La explicación se remonta a 1977, cuando el régimen, con la visión de don Jesús Reyes Heroles, inició la liberalización del sistema político creado con gran éxito por Calles y Cárdenas. El recorrido fue largo y errático, pero al final, entre 1994 (presionado por la rebelión zapatista) y 1996 (presionado por la crisis económica y la división en la cúpula priísta), se logró abrir el régimen mediante un acuerdo entre los partidos políticos y el gobierno, para aceptar a la democracia como principio de legitimidad: elecciones libres, gobierno de la mayoría y oposición respetada y con capacidad de ser gobierno.
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