Plan B
En Los Pinos declaran la guerra al narco y militarizan al país. Pactan con lo peor del PRI a cambio de no llevar ante la justicia a sus próceres delictivos, ex presidentes, senadores, diputados y gobernadores. En Los Pinos se acuerda emitir la alerta 5 por la epidemia de influenza A y las hoteleras transnacionales, multimillonarias, despiden temporalmente a 100 mil personas y sus chequeras quedan intocadas. Desde Los Pinos nos anuncian que la guerra y la militarización salvaron a nuestros hijos e hijas de las drogas, y a la humanidad entera. En Los Pinos nos dicen que esta crisis del país era inevitable, que alguien tenía que comenzar la guerra; que nadie puede evitar que asesinen periodistas, que no se pudieron evitar las muertes por epidemia, ni los feminicidios. En Los Pinos nos dicen que a los narcos hay que encarcelarlos, pero luego sus colegas vacían las cárceles en cinco minutos o en los estados los criminales las dirigen haciéndolas sus cuarteles.
Las crisis no son culpa de los medios, como aseguran algunos, son resultado de estrategias políticas, empresariales, criminales. La crisis, diría Eduardo Galeano, multiplica el miedo, y el miedo convierte la injusticia en fatalidad del destino. La guerra y la crisis multiplican la pobreza y la pobreza ofrece brazos que trabajan por poco a nada con tal de alimentar a sus familias. La guerra, sigue Galeano, otorga dinerales a los traficantes de armas y secuestradores de civiles. La guerra asesina a los que denuncian las causas de la guerra, para que la guerra y la crisis sean tan inexplicables como inevitables.
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