Alejandro Gertz Manero
En el año 2000, el Instituto Federal Electoral era lo más cercano a un órgano independiente y ciudadano, cuyos consejeros venían fundamentalmente de la sociedad civil y no estaban vinculados umbilicalmente con los grandes partidos políticos; y en ese momento se dio la única elección masiva, transparente y reconocida por todos los factores políticos y sociales que ha tenido la historia reciente del país.
Como consecuencia de esa calidad ciudadana en la institución electoral, la votación fue confiable y aceptada, y los fraudes y acarreos del partido en el poder no pudieron superar a la ola electoral ciudadana que se impuso para dar lugar al primer gobierno nacional electo democráticamente.
En ese momento los grandes partidos sintieron que el botín político nacional se les estaba yendo de las manos, ya que el antiguo partido único había perdido la cabeza de la pirámide de corrupción e impunidad que estaba significada en la Presidencia de la República, y empezó la gran maniobra política, económica y mediática para recuperar el monopolio del pillaje nacional, y la primera andanada se lanzó en contra del Instituto Federal Electoral para que los grandes partidos oligopólicos fueran los que nombraran a los consejeros del IFE y así recuperar por la vía legaloide y tramposa el territorio que estaban perdiendo.
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