En medio de la peor caída del empleo y de la producción industrial de que se tenga memoria en el país desde la Gran Depresión (1929), parte sustantiva de la crítica que se expresa en medios sigue ensartada en discurrir sobre la validez o pertinencia del voto en blanco.
Los más de 2 millones de personas que engrosarán –sólo en este año electoral– el desempleo, les parecen materia de segunda mano. El derrumbe (-18 por ciento) sin precedente de la producción industrial les pasa de largo, a juzgar por su marcado desinterés sobre el tema.
El manojo de conductores y titulares de programas de comentario, con salidas públicas privilegiadas en los medios electrónicos de comunicación, fijan sus baterías retóricas muy lejos de tales temas, ambos cruciales para la justicia distributiva o para la informada, crucial, acción de votar. Pero la actuación defensiva emprendida por López Obrador ante el ataque sobre el electorado perredista de Iztapalapa, perpetrado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) al designar a Silvia Oliva como candidata a delegada, les atrae de manera compulsiva.
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Los más de 2 millones de personas que engrosarán –sólo en este año electoral– el desempleo, les parecen materia de segunda mano. El derrumbe (-18 por ciento) sin precedente de la producción industrial les pasa de largo, a juzgar por su marcado desinterés sobre el tema.
El manojo de conductores y titulares de programas de comentario, con salidas públicas privilegiadas en los medios electrónicos de comunicación, fijan sus baterías retóricas muy lejos de tales temas, ambos cruciales para la justicia distributiva o para la informada, crucial, acción de votar. Pero la actuación defensiva emprendida por López Obrador ante el ataque sobre el electorado perredista de Iztapalapa, perpetrado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) al designar a Silvia Oliva como candidata a delegada, les atrae de manera compulsiva.