El Partido de la Revolución Democrática parece querer anunciar una gran reforma o refundación que nadie acierta a llenar de contenido. Está en una encrucijada: despedazarse a sí mismo o dar nuevas bases para la unidad de la izquierda.
Jesús Ortega propone hacer un frente, el cual suele formarse con varios partidos y no con uno solo. Otros dirigentes no plantean de qué manera todo podría cambiar, por lo que una reforma sin propósitos llegará de seguro a ser justamente un despropósito.
No hay ninguna receta posible, pero en la búsqueda de una solución lo que queda muy claro es que la dirección actual, reflejo y producto de un partido que está enfermo, se encuentra enferma de los mismos males. Uno de ellos es la ausencia de organicidad y la abundancia de sectarismo. Desde hace años, casi nadie trabaja en el PRD a favor del PRD, sino de su propio grupo, mediante el cual se realiza la actividad política. El sectarismo no puede ser superado por las sectas y los dirigentes actuales son los líderes de las sectas.
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Jesús Ortega propone hacer un frente, el cual suele formarse con varios partidos y no con uno solo. Otros dirigentes no plantean de qué manera todo podría cambiar, por lo que una reforma sin propósitos llegará de seguro a ser justamente un despropósito.
No hay ninguna receta posible, pero en la búsqueda de una solución lo que queda muy claro es que la dirección actual, reflejo y producto de un partido que está enfermo, se encuentra enferma de los mismos males. Uno de ellos es la ausencia de organicidad y la abundancia de sectarismo. Desde hace años, casi nadie trabaja en el PRD a favor del PRD, sino de su propio grupo, mediante el cual se realiza la actividad política. El sectarismo no puede ser superado por las sectas y los dirigentes actuales son los líderes de las sectas.