miércoles, 15 de julio de 2009

Izquierda y DF

Democracia vapuleada

Sergio AGUAYO QUEZADA

Me aparto de las visiones apocalípticas y escribo pensando en alternativas viables. En esta vena, sostengo que el Distrito Federal puede ser clave para una regeneración de la izquierda que contribuya a la sanación de

una democracia debilitada.

El hilo conductor es la distancia entre los partidos y la sociedad. Es deseable que se reduzca, pero es más fácil decirlo que hacerlo, ya que quienes gobiernan atienden más a sus intereses que a la razón. Con esto en mente, sostengo que a la izquierda le conviene convertir a la capital en el paradigma de una relación virtuosa entre gobernantes y ciudadanos. Para sustentar lo dicho, incorporo un aspecto de la transición poco tomado en cuenta.

En un par de trabajos inéditos, Rafael Aranda tomó a las "vías de comunicación (carreteras, ferrocarriles y aeropuertos)" para "explicar las diferencias de democratización" que ocurren en México. Con una gran abundancia de datos, comprobó empíricamente lo ya señalado por Wayne Cornelius: en los municipios urbanos aparecieron las "primeras grietas en la estructura de control centralizado y jerárquico".
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