Lydiette Carrión
El Periódico
15/07/2009
Antes de ser sujeto de un escándalo internacional, Lucía Morett no era Lucía. Todos sus amigos y conocidos la llamaban por su segundo nombre, Andrea, pero después de que su imagen –herida y siendo rescatada de un campamento de las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia (FARC)– diera la vuelta al mundo, obtuvo junto con 40 esquirlas que siguen en su cuerpo, una nueva identidad.
La prensa retomó su primer nombre, el que nadie usaba: Lucía.
Morett Álvarez se convirtió en la pieza clave de un juego político más grande aún que la propia noticia de la muerte del segundo de las FARC.
Actualmente pesan sobre ella dos procesos en su contra: uno en Ecuador, bajo el delito de atentar contra la seguridad nacional, y otro en Colombia, que la acusa de ser terrorista.
Leer Nota AQUILa prensa retomó su primer nombre, el que nadie usaba: Lucía.
Morett Álvarez se convirtió en la pieza clave de un juego político más grande aún que la propia noticia de la muerte del segundo de las FARC.
Actualmente pesan sobre ella dos procesos en su contra: uno en Ecuador, bajo el delito de atentar contra la seguridad nacional, y otro en Colombia, que la acusa de ser terrorista.