viernes, 10 de julio de 2009

La salida

Luis Javier Garrido

El pueblo mexicano manifestó un contundente repudio a Felipe Calderón en las elecciones de 2009, y si éste tuviera un mínimo de dignidad, siguiendo el principio republicano debería presentar de inmediato su renuncia para satisfacer el reclamo de los ciudadanos, y sobre todo para no seguir haciendo daño al país, que no tiene necesidad de soportarlo a él y a su camarilla por tres años más.

1. La otra alternativa que le queda tras 2009 a Felipe Calderón, el individuo que asaltó la Presidencia de la República con un fraude electoral descomunal en 2006, y que hoy ha quedado al descubierto al ser abandonado por sus cómplices priístas y ser derrotado por los ciudadanos, es a) en lo interno: doblegarse más a su partido, que le está pasando la factura por el desastre electoral, le retira la facultad de gobernar con sus incondicionales, de poder imponerle presidente al PAN y de decidir quién habrá de ser el candidato blanquiazul en 2012, y, lo que es más importante, b) en los asuntos de política nacional, de someterse al PRI y a la agenda que éste le dicte. Esto es: a ser todavía más, según la fórmula consabida, un pelele aún más dúctil de lo que ha sido.
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