Gerardo Fernández Casanova (especial para ARGENPRESS.info)
“Que el fraude electoral jamás se olvide”
Terminado el proceso electoral intermedio, el PRI se alza con el triunfo y Calderón y su partido se sumen en el peor fracaso. El PRD registra también un severo retroceso, aunque el movimiento popular encabezado por AMLO conserva el control de la Ciudad de México.
El movimiento que impulsó el voto nulo no logró cifras significativas, aunque no deja de ser una seria llamada de atención. El proceso se caracterizó por el exceso en el gasto en las campañas del PRI y del PAN, así como por la violación sustantiva de las disposiciones en materia de intervención de los medios electrónicos de comunicación, los que emplearon todo tipo de subterfugios para mantener su condición de poder.
El PRI se prepara para gobernar desde el congreso, con el presidente sometido a sus dictados. El PAN asume el fracaso y corta la cabeza de su dirigente formal, el títere peleonero Martínez Cázarez. En el PRD nadie asume la responsabilidad del fracaso, incluso se le minimiza. Los partidos pequeños, con excepción del Socialdemócrata, mantienen sus registros.
Es de destacarse el triunfo de la tozudez de AMLO en el caso de Iztapalapa, la delegación más poblada del Distrito Federal, en el que su candidata fue arteramente bloqueada por la dirigencia nacional del PRD en contubernio mafioso con el Tribunal Electoral Federal. Ante el atentado, el líder del movimiento popular armó una negociación con el PT y su candidato a delegado, así como con la Jefatura de Gobierno, de manera de impulsar el triunfo electoral del abanderado del PT bajo el compromiso de que, una vez instalado en el puesto, solicite licencia y el Jefe de Gobierno proponga a la Asamblea Legislativa su reemplazo por la candidata originalmente bloqueada, todo esto a diez días de la fecha de los comicios. AMLO se volcó a la comunicación con los electores para explicar las razones y las formas de la estratagema y obtuvo una respuesta afirmativa contundente. Es una de cal por muchas de arena, pero de un enorme peso político.
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El movimiento que impulsó el voto nulo no logró cifras significativas, aunque no deja de ser una seria llamada de atención. El proceso se caracterizó por el exceso en el gasto en las campañas del PRI y del PAN, así como por la violación sustantiva de las disposiciones en materia de intervención de los medios electrónicos de comunicación, los que emplearon todo tipo de subterfugios para mantener su condición de poder.
El PRI se prepara para gobernar desde el congreso, con el presidente sometido a sus dictados. El PAN asume el fracaso y corta la cabeza de su dirigente formal, el títere peleonero Martínez Cázarez. En el PRD nadie asume la responsabilidad del fracaso, incluso se le minimiza. Los partidos pequeños, con excepción del Socialdemócrata, mantienen sus registros.
Es de destacarse el triunfo de la tozudez de AMLO en el caso de Iztapalapa, la delegación más poblada del Distrito Federal, en el que su candidata fue arteramente bloqueada por la dirigencia nacional del PRD en contubernio mafioso con el Tribunal Electoral Federal. Ante el atentado, el líder del movimiento popular armó una negociación con el PT y su candidato a delegado, así como con la Jefatura de Gobierno, de manera de impulsar el triunfo electoral del abanderado del PT bajo el compromiso de que, una vez instalado en el puesto, solicite licencia y el Jefe de Gobierno proponga a la Asamblea Legislativa su reemplazo por la candidata originalmente bloqueada, todo esto a diez días de la fecha de los comicios. AMLO se volcó a la comunicación con los electores para explicar las razones y las formas de la estratagema y obtuvo una respuesta afirmativa contundente. Es una de cal por muchas de arena, pero de un enorme peso político.