Corría el año de 1994. Entraba en vigor el TLC; el país se estremeció ante la irrupción de un movimiento armado en Chiapas con amplio respaldo popular e internacional. Meses después, Colosio sería asesinado y la moneda nacional se devaluaría. El salinismo culminaba repudiado. Entre tanto, una noticia acaparaba las pantallas: la aparición de una maléfica bestia que succionaba la sangre de los animales: el chupacabras. No es novedad que cuando los gobiernos pasan por momentos críticos, se articulan con los medios de comunicación oficialistas para inventar o magnificar un escándalo que distraiga la atención de los temas medulares.
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