Cuando el gobierno decidió extinguir Luz y Fuerza y aniquilar al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el diálogo no estaba entre sus opciones. Conforme al plan, hubiera sido innecesario si tuviera asegurada la victoria total que pretendía. Como eso ya no parece posible, en algún momento tendrá que aceptar dialogar; le convendrá dialogar. La pregunta —para ambas partes— no es, pues, si debe dialogarse, sino con qué umbral de costos y cuándo.
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