Ricardo Rocha
Pa’ mí que todos están políticamente muertos. Los 628, que es la suma de diputados y senadores de este país. Clínicamente muertos. Por causas muy diversas, pero muertos todos: unos con la nuca quebrada de tanto agachar la cabeza; otros con las panzas reventadas por las grandes comilonas con sus colegas de gula; los de más allá del puro coraje rabioso; y algunos de parálisis cardíacas al enterarse de los premios ganados. Hubo incluso, poquitos, los que se murieron de vergüenza.
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