Fernando Gómez Mont pinta a Felipe Calderón como un personaje tan ausente, distante y mal informado en materia de política interior que habría sido el último en enterarse de los amoríos de su secretario de gobernación con el PRI y sus consecuencias abortadas.
En un extraño giro dado a su original postura de mantener "bajo reserva" los motivos de su malabarista renuncia a la militancia panista, pero no a la máxima silla de Bucareli, el secretario G.M. hizo ayer declaraciones no pedidas por nadie para precisar que la causa de su dimisión fueron las alianzas perreánicas y concretamente la de Oaxaca, pero que estas maniobras fueron realizadas nada más por él, un secretario aprontado que supuso que en su abanico de facultades estaba la de pretender influir en los asuntos internos de los partidos y condicionar candidaturas a gubernaturas a partir de consideraciones subjetivas como sería su enojo o indisposición porque Gabino Cué había sido un fiel denunciante de la condición espuria del licenciado Calderón y ahora pretendía erigirse en aspirante a la sucesión elitista bajo banderas comunes entre las que iría la del PAN. |