A11 de febrero de 2010; El acto oficial en su esplendor ostensible, la presencia de un número de los 9 mil que resguardan el Poder Ejecutivo. Las fuerzas disponibles de Ciudad Juárez aguardan con rostro estoico, según las crónicas televisivas. El presidente Calderón, acompañado de su esposa y del secretario de Gobernación, el otrora panista Gómez Mont, lee un texto de buena voluntad o de entretenimiento presupuestal. En algún momento, emerge la señora Luz María Dávila, madre de Marcos y José Luis, jóvenes asesinados el 31 de enero en Ciudad Juárez en un ataque monstruoso de sicarios. Doña Luz María no se extravía en las escaramuzas: “Discúlpeme, Presidente, yo no le puedo decir bienvenido porque para mí no lo es, nadie lo es. Porque aquí hay asesinatos hace dos años y nada ni nadie ha querido hacer justicia. Juárez está de luto… |