1. Barack Obama ha comenzado a presionar a su homólogo Felipe Calderón para consolidar la presencia de los servicios de inteligencia de los EEUU en México, con el objeto de que sean los principales coordinadores de la lucha contra el crimen organizado. La Casa Blanca tiene la intención de aplicar contra el narcotráfico mexicano las técnicas de inteligencia militar utilizadas en Irak y Afganistán, a fin de reemplazar la fallida estrategia calderonista y favorecer el eventual repliegue del Ejército Mexicano de las plazas más “calientes”. La estrategia de Obama de cooperación con México en la lucha contra el narcotráfico empujó a Calderón para que sustituyera el despliegue del Ejército por los operativos de inteligencia coordinados para desmantelar los cárteles de la droga. En poco más de seis meses el Departamento de Defensa reforzó sus asesorías a las fuerzas federales mexicanas. (Ver Proceso)
2. El general (Eugene Renuart), del alto mando del ejército de los EEUU, ha declarado que se han ampliado esfuerzos para entrenar a militares y agentes civiles en operaciones muy parecidas a las que se han llevado a cabo en Afganistán y en Irak. En un principio se planeó aplicar la visión de Obama sobre el combate al narco en México dentro de la Iniciativa Mérida a partir del año fiscal 2011 –que se inicia el próximo 1 de octubre–, pero las condiciones cambiaron rápidamente por el asesinato, en Ciudad Juárez, de los estadounidenses Lesley A. Enríquez y su esposo Arthur H. Redelfs, así como del mexicano Jorge Alberto Salcido Cenicero, marido de otra ciudadana de Estados Unidos. Los tres estaban vinculados al Consulado General de ese país en la ciudad fronteriza de Chihuahua. Esto es, con los asesinatos, las instituciones militares yanquis harán a un lado el plan Obama y acelerarán su intervención. |