domingo, 6 de junio de 2010

Ayer fue Francisca Reséndiz Lara, mañana podría ser cualquier otro ciudadano que en defensa de su legítimo derecho levante la voz

EL GRAN TUNAL- Tira la piedra y esconde la mano

MA. GUADALUPE GONZÁLEZ MOCTEZUMA

Desafortunadas resultaron las declaraciones del gobernador Fernando Toranzo Fernández sobre el caso de la dirigente del SITTGE, Francisca Reséndiz Lara, a quien sin sonrojo alguno calificó de delincuente.

Las maniobras para criminalizar la lucha social están dando buenos resultados, cuando menos en esta primera parte, al gobierno torancista que desde el martes decidió que las protestas sindicales son un motín que atenta contra la estabilidad del Estado y que merecen ser castigadas con todo el peso de la ley.

Así pues, para la actual administración es más delito exigir derechos que robar, desviar recursos, malversar fondos y defraudar, sin mencionar el saqueo. Y El Gran Tunal, sensible al sospechosismo, se pregunta ¿por qué no se ha aplicado ese mismo peso de la ley a todos los que, según el propio mandatario, dejaron en quiebra al gobierno?

¿Quién sigue?

Ayer fue Francisca Reséndiz Lara, mañana podría ser cualquier otro ciudadano que en defensa de su legítimo derecho levante la voz para reclamar las violaciones que los funcionarios de segundo, tercer y hasta del primer nivel cometan, porque amparados en la criminalización de las luchas sociales, la impunidad y el pandillerismo oficialista no tardará en hacer su aparición.

¿Será la clandestinidad el único camino que dejen a los luchadores? De ser así, el regreso del PRI al gobierno en San Luis Potosí estaría borrando sin escrúpulo alguno los años de luchas civilistas que colocaron al estado en los primeros planos de la ciudadanización y la democratización.

Lamentable también resulta que muchos “herederos” de aquellas luchas formen parte y se conviertan en cómplices de este retroceso, del retorno de los dinosaurios que dieron muerte al esplendor de los logros revolucionarios y llevaron al partidote a perder, si no todo, sí buena parte de su capital político. Nota completa en