María Teresa Jardí
“Si resbalas al levantarte de la cama, derramas el café cuando te llevas la taza a la boca, y cuando saludas a alguien en la calle con la mano chocas contra una farola, te caes al suelo y rompes el reloj, para descubrir que a quien has saludado en realidad no lo conoces de nada, no se trata de que tengas un mal día, es que eres un auténtico gafe. Y así lo consideran los investigadores del Centro Médico Universitario de Groningen, en Holanda”.
Pero también es gafe aquel al que no dejan de ocurrirle desgracias y asimismo se dice de aquel que padece de una mala suerte contagiosa.
Calderón es gafe y también Mouriño y no hay en el gabinete usurpador uno que no tenga esa característica contagiada, me temo, a toda la clase política.
Los medios de comunicación, con vocación de alfombra, como alguna vez escuché en la televisión, me parece, en un anuncio seguramente, que me dio mucha risa, donde alguien decía que no tenía esa vocación, mienten y mienten.
Pero como alguna vez me dijo un amigo: no hay mejor propaganda para los libros que la que se hace de boca en boca. No hay mejor recomendación que la que hace el que le ha gustado el libro a otros que lo leerán luego de la recomendación si también son lectores.
De boca en boca y de correo en correo corren las noticias con las que se va escribiendo la historia verdadera que nada tiene que ver con la que pretende que se escriba el usurpador y su corte de vasallos, tan gafes, como el primero.
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