Leonel Cota Montaño
La propaganda que tenazmente pide el apoyo a la propuesta calderonista nos indica que ni el gobierno ni la cúpula del PRI tomarán en cuenta los resultados de la consulta popular sobre ese tema.
Al parecer, el gobierno federal no sabe hacer negocios con el petróleo. Según cifras del Departamento de Comercio de Estados Unidos, ese país pagó a México seis dólares menos, en promedio, por cada barril de petróleo que al resto de sus principales proveedores, a pesar de que el crudo mexicano es de calidad similar y en algunos casos superior a los otros.
De acuerdo con los datos disponibles, en los primeros seis meses de este año Washington nos compró el barril en un precio promedio de 89.56 dólares, muy por debajo del petróleo nigeriano (106.45 dólares), árabe saudita (97.68), brasileño (95.7) y venezolano (93.58). También inferior a la cotización del barril que importa de Irak y Canadá.
La pregunta obligada es por qué decidió Felipe Calderón abaratar nuestro más importante recurso no renovable, lo que a nuestro país le significó la pérdida de ingresos por cinco mil 800 millones de dólares tan sólo de enero a junio de 2008. Es preciso averiguar a cambio de qué se ha regalado el dinero de la nación subsidiando el consumo de la mayor potencia del mundo. Y, si no ha sido así, que las autoridades federales lo expliquen públicamente con toda claridad.
Esta revelación aviva el recelo sobre las trampas privatizadoras de la iniciativa petrolera del gobierno, que cotidianamente se refuerza con sucesivas baterías de spots para engañar a una gran mayoría de los mexicanos que en los noticieros de la televisión abierta tienen su principal fuente informativa.
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