Notas de la semana
14 de septiembre de 2008
¿Qué tanto sabes de lo que ignoras?
En la era del PRI, a la cultura política la definen la inermidad ante el autoritarismo, los fraudes electorales, la autonomía de la demagogia y la fuerza de la corrupción avalada por la represión. Esto requiere un lenguaje específico. En su magnífica parodia Los relámpagos de agosto, no tanto de la Revolución Mexicana, sino de las versiones oficiales de la Revolución Mexicana, Jorge Ibargüengoitia da una versión clásica del habla cínica, la fase culminante del enloquecimiento de la lógica. Luego, el panismo introduce un proyecto de cambio: la mentira piadosa.
¿Por qué ser cínicos? Muy probablemente, con tal de preservar la salud mental en la élite del poder y sus alrededores. El cinismo fomenta un sentido del humor peculiar, el gran antídoto contra las mentiras petrificadas del discurso público; se evocan con sonrisa maliciosa o entre risas los ideales perdidos o jamás adquiridos con el objeto de atisbar, por contraste, el sentido de la realidad, si tal cosa existe, y los políticos hacen del vértigo del cinismo su criterio de verdad. El procedimiento es tortuoso pero no hay más.
Test que mide la capacidad de privatizar la realidad
1. Usted carece de experiencia política, lo que de acuerdo a su criterio quiere decir “sin nada de qué avergonzarse frente al gremio empresarial”. Sin embargo, quiere purificar la vida pública y, con ese objetivo en el corazón, gobernar su entidad. Por un milagro (definido científicamente como un “corcholatazo”) gana las elecciones con cierta tranquilidad porque los votantes no lo conocen y eso ahora es lo único que inspira confianza. Su lema de campaña es: “Una es la mazorca, pero los granos son míos”, y eso entusiasma. Sin embargo, además de las frases, de vez en cuando se requieren acciones de gobierno, las que sean. Diga tres de las que se le ocurran para sus próximos seis años.
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