María Teresa Jardí
La apuesta gubernamental mexicana, entreguista desde Echeverría, al menos, impune responsable de la masacre del 2 de octubre de hace cuarenta años cuya conmemoración se avecina, ha sido tan estúpidamente absurda, que hoy de golpe se encuentra empantanada entre la pérdida de las divisas que de los migrantes llegan para paliar la pobreza a sus lugares de origen y el impostergable combate al narcotráfico y toda la gama de crimen organizado que es la otra entrada de dinero incluso para el erario.
Me dicen a menudo, que mis escritos adolecen de falta de acompañamiento de soluciones posibles y que por eso se tornan desesperanzadores. Así es. Lo que se escribe refleja los sentimientos de quien lo escribe, incluso en colaboraciones tan cortas. Y pienso que los aportes personales son apenas granos de arena que sólo juntos forman un todo, y que a otros se les da mejor que a mí el buscar las soluciones.
Pero hay otra razón, que es la que me parece convincente para seguir por donde voy aunque sea para que el día de mañana, algún historiador lo lea y piense que alguien lo decía y es la convicción de que si no analizamos, desmenuzando hasta la raíz más profunda, los errores del pasado, no vamos a tener los mexicanos la posibilidad de construir ese otro futuro posible que empiezan a construir otros pueblos menos flacos de memoria.
Leer más...AQUI