Jorge Lara Rivera
"¡Ahí viene el lobo!" gritó por vez tercera el pastorcito, presa de espanto ante el inminente ataque, pero nadie vino en su auxilio porque las reiteradas mentiras y burlas por él infligidas a sus bienintencionados vecinos habían despojado de toda credibilidad su palabra.
Algo así debe haber venido experimentando George W. Bush, el pequeño, durante estas dos semanas últimas.
Sucede que la crisis financiera inmobiliaria ha devenido en una debacle impactante por causa de alzas irracionales de réditos que hacen impagables para el consumidor sus adeudos, e incobrables a los créditos otorgados imprudentemente por instituciones financieras mediante operaciones especulativas, y ha arrastrado en su caída a bancos respetables (entre ellos el más antiguo de Norteamérica que se ha declarado en bancarrota), aseguradoras, financieras, acciones de la Bolsa y mercados de 'futuros'. El desempleo y la inflación han hecho el resto: desaceleración, recesión, ¿otra Gran Depresión?
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