Álvaro Cepeda Neri
Se acumulan ya los agravios (hasta homicidios) directos e indirectos del calderonismo contra los periodistas. Y con ellos los ataques de la burocracia panista-calderonista contra las libertades de prensa, en la radio y la prensa escrita, mediante amenazas-chantajes a los concesionarios, y presiones a los editores.
Están a la orden del día las inquisiciones administrativas, de la pinza Mouriño-Cortázar, mediante la manipulación de la publicidad oficial –del “no te pago para que me ataques” al “te pago para que no me critiques”– y que es la manera calderonista para aislar a quienes, con el periodismo oral y escrito, se atreven a investigar e informar veraz y contrastadamente, y a hacer análisis y crítica.
Ahora Mouriño, el contratista de Petróleos Mexicanos (exhibido documentalmente en Contralínea y Proceso), por medio de la subsecretaria de medios Irma Pía, gestiona, con la clásica amenaza velada de retirar la publicidad oficial y hasta llegado el momento la concesión de Radio Capital, la cancelación del programa radiofónico, de información y opiniones (con micrófono abierto para la libertad de expresión de los radioescuchas), que dirigía Francisco Rodríguez.
Llevaba éste cuatro años al aire, y de buenas a primeras, escogiendo el 18 de julio, aniversario de la muerte de Benito Juárez –a pesar de los panistas y sus infiltrados gallegos naturalizados campechanos, Juárez permanece vivo en la conciencia nacional de los mexicanos que no han perdido la brújula de nuestra historia–, escogieron, pues, esa fecha, para la censura.
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