Francisco Rodríguez
Indice Político
Del peculiar programa anti-crisis presentado hace una semana por el señor Felipe Calderón destaca por supuesto el anuncio de la construcción con recursos públicos de una refinería, con lo que –ya se ha dicho— el mismo ocupante de Los Pinos echó por tierra una de las muchas argucias de sus iniciativas de reformas a Pemex: que éstas sólo podrían construirse con la participación del sector privado.
Festejada la medida por sus opositores que se adjudican la paternidad de la idea, éstos se han quedado en el mero “me copió, me copió”, sin percatarse de las inconsistencias de la propuesta del michoacano.
Para empezar, en su alocución ante las cámaras que le importan –las de la TV, no las del Congreso de la Unión—, el señor Calderón instruyó a Pemex y a la Sener para que inicien los estudios que determinen la factibilidad técnica, financiera y logística para la construcción de una nueva refinería en el país, y bla, bla, bla...
¿Inicien? ¿Apenas? ¿Estará enterado don Felipe de que hace siete quincenas Petróleos Mexicanos entregó al Senado de la República el estudio de viabilidad para construir una refinería con capacidad para procesar al día 300 mil barriles de petróleo y producir 142 mil barriles de gasolina, con una inversión de 8 mil 171 millones de dólares.
El “Estudio de viabilidad para construir una nueva refinería en México”, de 94 cuartillas, fue entregado al presidente del Senado, Santiago Creel, de quien se entiende no le haya avisado a Calderón, pero ¿por qué Jesús Reyes no le informó? ¿Y la señora Kessel, quien supuestamente coordina al hijo del maestro?
El mero anuncio de la construcción de una nueva refinería también desató especulaciones sobre el costo. De los poco más de 8 mil millones “de verdes” que habría costado a principios de agosto, dos meses después ya se habla de 12 mil millones de billetes con la efigie de George Washington en el anverso
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