• La volátil confrontación institucional
• Jugada tricolor…
La duda, mi estimado, es más cruel que todas las verdades. Peligroso comienzo de semana. Sobre todo por las esquirlas de los dos volátiles narcoicebergs de los que le platicaba en este irreverente espacio ayer y que han golpeado la línea de flotación de la PGR y la SSP federal que, literalmente, desataron el monumental tsunami rojo de 33 ejecutados y que, de pasadita, han desarrollado en estas últimas semanas simpáticas presiones para silenciar, amenazar y/o amordazar todo lo relacionado al entretenido reventón que confronta las instituciones encabezadas por Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna, y donde el Gymboree y Felipe Calderón no entienden, que no entienden, el delicado cruce del fuego amigo que está derivando en pésimas señales para la cacareada libertad de expresión.
Y esto, aunque no lo parezca (u shitheads), tendrá altos costos en momentos donde el horno mediático no está para cortinas de humo, perdón, para bollos.
Y… justo hablando de panecillos, my friend, déjeme y lo regreso a la divertida tenebra del ife (con minúsculas) donde el pasado viernes de Halloween se abrieron los sobres de las maravillosas propuestas económicas de las empresas que quieren estar en la recta final de la licitación por el codiciado monitoreo espotero de los partidos políticos que será (pilar de credibilidad) fundamental para el árbitro y el proceso electoral de 2009, yes?
La espléndida cuestión es que el culebrón azul de los cuatro fantásticos (Arturo, René, Daniel y Benito) comienza a tener su primer, mmm… obstáculo con la llegada de la contraloría del polémico instituto encabezado por Leonardo Valdés para revisar con lupa y garantizar la transparencia de la atractiva licitación (que ronda entre 375 y 425 millones de pesos) donde, noooo me lo va a creer pero… IPSOS (cuyo proveedor mundial es Dell y que trae tras bambalinas a IBOPE) ya quiere vacunarse, no, no… pintar su raya y ya puso el grito en el cielo amagando con impugnar todo el procedimiento y las reglas del proceso de licitación. ¿Me sigue…? Porque la cosa se pone de pelos.
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