Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
No podemos ser tan ilusos de creer que Obama se convertirá en el benefactor milagroso de los mexicanos
Hoy, precisamente hoy, comienza uno de los años más difíciles de los últimos tiempos. Pero también uno de los que mayores expectativas han generado. En unos cuantos días, Barack Obama se convertirá en el presidente 44 en la historia de Estados Unidos. Y más allá del morbo de ver un presidente “negrito” despachando en la emblemática sala oval están las posibilidades de un gobierno muy diferente y si se puede totalmente opuesto al oprobioso de George W. Bush.
No podemos ser tan ilusos de creer que Obama será el mesías que esperaba el planeta. O que súbitamente se convertirá en el benefactor milagroso de nosotros los mexicanos. Si acaso esperamos que no sea rencoroso y se olvide de que tuvimos a mal recibir a su adversario en campaña John McCain, quien estuvo en cálida visita en Los Pinos y a quien hasta le bajamos la Virgen de Guadalupe para que se tomara la foto.
Lo que sí deberíamos andar haciendo ya es una agenda común con el señor Obama. Es verdad que su prioridad de prioridades es resolver su crisis económica, pero también es cierto que nos ha de abrir si le tocamos la puerta para plantearle con toda dignidad pero con toda firmeza nuestros problemas comunes más urgentes: la crisis compartida, sobre todo en la frontera, los ajustes necesarios al Tratado de Libre Comercio y los efectos más dolorosos de la migración forzada.
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