Álvaro Cepeda Neri
El panismo foxista dejó que la delincuencia, en general, se estableciera definitivamente en el territorio, dividiéndolo en zonas geográficas de control de los cárteles. El panismo calderonista, a pesar de su estrategia de sangre y fuego contra el narcotráfico, no ha podido contener la embestida de los sicarios, quienes han impuesto ya su poder económico y criminal por encima del Estado, su Constitución y la soberanía de la nación.
Y es que los funcionarios –batidos en la corrupción, la mayoría; otros, en el miedo, casi pánico, y no pocos incapaces de cumplir con sus obligaciones– permanecen indiferentes o simplemente hacen como si tomaran cartas en los asuntos, pero realmente sin hacer nada ante los hechos.
Es el caso de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas, donde únicamente sus titulares y su burocracia cobran sus quincenas con cargo al dinero del pueblo por hacer absolutamente nada. Y esto es otra modalidad de la corrupción.
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