Convocados por una veintena de organizaciones, miles de personas de disímbolas tendencias sociales marcharon al Zócalo para insistir en una añeja exigencia: plantear una política económica más equitativa.
Líderes y organizaciones. Un número indefinido de siglas —unos dicen que más de 20— los aglutinan. Es la tercera “megamarcha”, ahora convocada por la Confederación Nacional Campesina y el Movimiento Nacional por la Soberanía Alimentaria y Energética, los Derechos de los Trabajadores y las Libertades Democráticas.
Disímbolas tendencias sociales, políticas e ideológicas se mezclan en Paseo de la Reforma. Sobresalen campesinos priistas, otrora aliados del poder presidencial, y desentona la vestimenta de labriegos esperanzados con miembros de sindicatos, como los electricistas, telefonistas y del Seguro Social, los más aguerridos, cuyos dirigentes entrelazan sus brazos. La multitud lanza gritos contra el gobierno.
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