En el verano, dice Calderón, habrá pasado lo peor. ¿Por qué y para qué decir eso? Nadie lo sabe. Quizá se actúa con la idea de que es función del gobierno “tranquilizar los mercados”, pero a partir de tal declaración y de otras peores, los mercados siguen mal. Los dueños del dinero le creen más a sus propios cálculos, normalmente fríos, que a las peregrinas declaraciones de los políticos, a quienes, por lo demás, desprecian.
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